23 de abril de 2011

Saussure, Ferdinard (Naturaleza del Signo Lingüístico)

PRIMERA PARTE
PRINCIPIOS GENERALES
CAPÍTULO I
NATURALEZA DEL SIGNO LINGÜISTICO

§ 1. SIGNO, SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE
Para ciertas personas, la lengua, reducida a su principio esencial, es
una nomenclatura, esto es, una lista de términos que corresponden a
otras tantas cosas. Por ejemplo:
Esta concepción es criticable por muchos conceptos. Supone ideas
completamente hechas preexistentes a las palabras (ver sobre esto pág.
166; no nos dice si el nombre es de naturaleza vocal o psíquica, pues
arbor
puede considerarse en uno u otro aspecto; por último, hace suponer que el
vínculo que une un nombre a una cosa es una operación muy simple, lo
cual está bien lejos de ser verdad. Sin embargo, esta perspectiva simplista
puede acercarnos a la verdad al mostrarnos que la unidad lingüística es
una cosa doble, hecha con la unión de dos términos.
Hemos visto en la pág. 40, a propósito del circuito del habla, que los
términos implicados en el signo lingüístico son ambos psíquicos y están
unidos en nuestro cerebro por un vínculo de asociación. Insistimos en
este punto.
Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagen acústica
1. La imagen acústica no es el sonido
1
representación de los sonidos de una palabra está también la de su articulación, la imagen
muscular del acto fonatorio. Pero para F. de Saussure la lengua es esencialmente un depósito,
una cosa recibida de fuera (ver pág. 41). La imagen acústica es, por excelencia, la
representación natural de la palabra, en cuanto hecho de lengua virtual, fuera de toda realización
por el habla. El aspecto motor puede, pues, quedar sobreentendido o en todo caso no
ocupar más que un lugar subordinado con relación a la imagen acústica. (B. y S.)
El término de imagen acústica parecerá quizá demasiado estrecho, pues junto a la
:
ARBOR : EQUOS
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material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la representación
que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es
sensorial, y si llegamos a llamarla «material» es solamente en este sentido
y por oposición al otro término de la asociación, el concepto, generalmente
más abstracto.
El carácter psíquico de nuestras imágenes acústicas aparece claramente
cuando observamos nuestra lengua materna. Sin mover los labios
ni la lengua, podemos hablarnos a nosotros mismos o recitarnos mentalmente
un poema. Y porque las palabras de la lengua materna son para
nosotros imágenes acústicas, hay que evitar el hablar de los «fonemas» de
que están compuestas. Este término, que implica una idea de acción vocal,
no puede convenir más que a las palabras habladas, a la realización de
la imagen interior en el discurso. Hablando de sonidos y de sílabas de una
palabra, evitaremos el equívoco, con tal que nos acordemos de que se
trata de la imagen acústica.
El signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras, que
puede representarse por la siguiente figura:
Estos dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente.
Ya sea que busquemos el sentido de la palabra latina
la palabra con que el latín designa el concepto de 'árbol', es evidente que
las vinculaciones consagradas por la lengua son las únicas que nos aparecen
conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que se pudiera
imaginar.
Esta definición plantea una importante cuestión de terminología.
Llamamos
acústica: pero en el uso corriente este término designa generalmente la
imagen acústica sola, por ejemplo una palabra
si llamamos signo a
arbor osigno a la combinación del concepto y de la imagen(arbor, etc.). Se olvida quearbor no es más que gracias a que conlleva el concepto
El signo es arbitrario
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'árbol', de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del conjunto.
La ambigüedad desaparecería si designáramos las tres nociones aquí
presentes por medio de nombres que se relacionen recíprocamente al mismo
tiempo que se opongan. Y proponemos conservar la palabra
signo
para designar el conjunto, y reemplazar
con
tienen la ventaja de señalar la oposición que los separa, sea entre ellos
dos, sea del total de que forman parte. En cuanto al término
contentamos con él es porque, no sugiriéndonos la lengua usual cualquier
otro, no sabemos con qué reemplazarlo.
El
enunciarlos vamos a proponer los principios mismos de todo estudio de
este orden.
concepto e imagen acústica respectivamentesignificado y significante; estos dos últimos términossigno, si nossigno lingüístico así definido posee dos caracteres primordiales. Al
§ 2. PRIMER PRINCIPIO: LO ARBITRARIO DEL SIGNO
El lazo que une el significante al significado es arbitrario; o bien,
puesto que entendemos por
significante con un significado, podemos decir más simplemente:
lingüistico es arbitrario.
signo el total resultante de la asociación de unel signo
Así, la idea de
secuencia de sonidos
tan perfectamente por cualquier otra secuencia de sonidos. Sirvan
de prueba las diferencias entre las lenguas y la existencia misma de
lenguas diferentes: el significado 'buey' tiene por significante
lado de la frontera franco-española y
la frontera francogermana es
sur no está ligada por relación alguna interior con las-u-r que le sirve de significante; podría estar representadabwéi a unböf (boeuf) al otro, y al otro lado deoks (Ochs).
El principio de lo arbitrario del signo no está contradicho por nadie;
pero suele ser más fácil descubrir una verdad que asignarle el puesto que
le toca. El principio arriba enunciado domina toda la lingüística de la lengua;
sus consecuencias son innumerables. Es verdad que no todas aparecen
a la primera ojeada con igual evidencia; hay que darles muchas
vueltas para descubrir esas consecuencias y, con ellas, la importancia primordial
del principio.
Una observación de paso: cuando la semiología esté organizada se
tendrá que averiguar si los modos de expresión que se basan en signos
enteramente naturales —como la pantomima— le pertenecen de derecho.
Suponiendo que la semiología los acoja, su principal objetivo no
por eso dejará de ser el conjunto de sistemas fundados en lo arbitrario del
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Las onomatopeyas
signo. En efecto, todo medio de expresión recibido de una sociedad se
apoya en principio en un hábito colectivo o, lo que viene a ser lo mismo, en
la convención. Los signos de cortesía, por ejemplo, dotados con frecuencia
de cierta expresividad natural (piénsese en los chinos que saludan a su
emperador prosternándose nueve veces hasta el suelo), no están menos
fijados por una regla; esa regla es la que obliga a emplearlos, no su valor
intrínseco. Se puede, pues, decir que los signos enteramente arbitrarios
son los que mejor realizan el ideal del procedimiento semiológico; por eso
la lengua, el más complejo y el más extendido de los sistemas de expresión,
es también el más característico de todos; en este sentido la lingüística
puede erigirse en el modelo general de toda semiología, aunque la
lengua no sea más que un sistema particular.
Se ha utilizado la palabra
o, más exactamente, lo que nosotros llamamos el significante. Pero hay
inconvenientes para admitirlo, justamente a causa de nuestro primer
principio. El símbolo tiene por carácter no ser nunca completamente arbitrario;
no está vacío: hay un rudimento de vínculo natural entre el significante
y el significado. El símbolo de la justicia, la balanza, no podría
reemplazarse por otro objeto cualquiera, un carro, por ejemplo.
La palabra
idea de que el significante depende de la libre elección del hablante (ya
veremos luego que no está en manos del individuo el cambiar nada en un
signo una vez establecido por un grupo lingüístico); queremos decir que
es
no guarda en la realidad ningún lazo natural.
Señalemos, para terminar, dos objeciones que se podrían hacer a este
primer principio:
1
elección del significante no siempre es arbitraria. Pero las onomatopeyas
nunca son elementos orgánicos de un sistema lingüístico. Su número es,
por lo demás, mucho menor de lo que se cree. Palabras francesas como
símbolo para designar el signo lingüístico,arbitrario necesita también una observación. No debe darinmotivado, es decir, arbitrario con relación al significado, con el cuala Se podría uno apoyar en las onomatopeyas para decir que la
fouet
oídos por una sonoridad sugestiva; pero para ver que no tienen tal carácter
desde su origen, basta recordar sus formas latinas
'látigo' o glas 'doblar de campanas' pueden impresionar a ciertos(fouet deriva de fāgus
'haya',
la que se les atribuye, es un resultado fortuito de la evolución fonética.
En cuanto a las onomatopeyas auténticas (las del tipo
glas es classicum); la cualidad de sus sonidos actuales, o, mejor,glu-glu, tic-tac,
etc.), no solamente son escasas, sino que su elección ya es arbitraria en
cierta medida, porque no son más que la imitación aproximada y ya medio
Carácter lineal del significante
95
convencional de ciertos ruidos (cfr. francés
ouaoua y alemán wauwau,
español
más o menos engranadas en la evolución fonética, morfológica, etc., que
sufren las otras palabras (cfr.
una onomatopeya): prueba evidente de que ha perdido algo de su carácter
primero para adquirir el del signo lingüístico en general, que es inmotivado.
2
lugar a observaciones análogas y no son más peligrosas para nuestra
tesis. Se tiene la tentación de ver en ellas expresiones espontáneas de la
realidad, dictadas como por la naturaleza. Pero para la mayor parte de
ellas se puede negar que haya un vínculo necesario entre el significado y
el significante. Basta con comparar dos lenguas en este terreno para ver
cuánto varían estas expresiones de idioma a idioma (por ejemplo, al francés
guau guau) 1. Además, una vez introducidas en la lengua, quedanpigeon, del latín vulgar pīpiō, derivado dea Las exclamaciones, muy vecinas de las onomatopeyas, dan
aïe!,
exclamaciones comenzaron por ser palabras con sentido determinado
(cfr. fr.
En resumen, las onomatopeyas y las exclamaciones son de importancia
secundaria, y su origen simbólico es en parte dudoso.
esp. ¡ay!, corresponde el alemán au!). Y ya se sabe que muchasdiable!, mordieu! = mort Dieu, etcétera).
§ 3. SEGUNDO PRINCIPIO: CARÁCTER LINEAL DEL SIGNIFICANTE
El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el
tiempo únicamente y tiene los caracteres que toma del tiempo:
una extensión,
a) representay b) esa extensión es mensurable en una sola dimensión;
es una línea.
Este principio es evidente, pero parece que siempre se ha desdeñado
el enunciarlo, sin duda porque se le ha encontrado demasiado simple; sin
embargo, es fundamental y sus consecuencias son incalculables: su importancia
es igual a la de la primera ley. Todo el mecanismo de la lengua
depende de ese hecho (ver pág. 147). Por oposición a los significantes
visuales (señales marítimas, por ejemplo), que pueden ofrecer complicaciones
simultáneas en varias dimensiones, los significantes acústicos no
disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno
tras otro; forman una cadena. Este carácter se destaca inmediatamente
cuando los representamos por medio de la escritura, en donde la sucesión
en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos gráficos.
1
los franceses
[Nuestro sentido onomatopéyico reproduce el canto del gallo con quiquiriquí, el decoquerico (kókrikói, el de los ingleses cock-a-doodle-do. A.A.)
96
Carácter lineal del significante
En ciertos casos, no se nos aparece con evidencia. Si, por ejemplo,
acentúo una sílaba, parecería que acumulo en un mismo punto elementos
significativos diferentes. Pero es una ilusión; la sílaba y su acento no constituyen
más que un acto fonatorio; no hay dualidad en el interior de este
acto, sino tan sólo oposiciones diversas con lo que está a su lado (ver sobre
esto pág. 154 y sig.).